FIDELIDAD A LA TRIBU
NADIE CRECE DENTRO DE LA TRIBU.
Lo que más nos exige la vida es hacernos
adultos, individualizarnos, dejar de imitar a nuestros padres y ancestros, dejar creencias y costumbres. Y nos lo pide porque es lo que más nos hace crecer, evolucionar. Por un lado este acto de individuación nos hace sentir culpables, dejar de parecernos a los padres nos hace sentir mucha culpa. Sentimos que los estamos traicionando. Se siente mucho miedo a la soledad, miedo a la exclusión. Pero ese es el precio que se paga por convertirnos en adultos. Nadie se hace adulto sin sentir un poco de culpa.
Porque la mayoría de las veces los padres no entendemos, nos cuesta aceptar que los hijos sean diferentes a nosotros. Pero a lo largo de la vida, para lograr el éxito, para lograr evolucionar, los hijos deben ser creativos, hacer algo diferente de lo que hicimos nosotros los padres, hacer algo distinto de lo que hicieron los de atrás.
Es sano que los hijos sigan su criterio y no el criterio de los padres. La realidad es que muy pocas personas logran esa fuerza de ser adultos, de abandonar los criterios de los padres.
Nadie crece dentro de la tribu. En la tribu nadie es adulto. Ni siquiera los que están dirigiendo la tribu. Porque los que dirigen la tribu dictan lo que los de arriba le enseñaron. Los de abajo por amor a los mayores, por sentimiento de culpa, por sentimiento de pertenencia son fieles a la tribu. En este caso no hay exclusión, pero no hay crecimiento. Si hay un fuerte rechazo a que alguien de la tribu crezca. Y hay como una presión de todo el grupo familiar para que nadie crezca, porque uno que crece pone en peligro a todo el conjunto. Es como un rompecabezas, si una pieza se sale, todas las demás no podrán encajar.
En un sistema familiar donde la tradición es importante, existe un control muy grande sobre todos, dónde se pretende de manera inconsciente es que nadie se salga del rompecabezas. Y cuando uno de los integrantes decide salir, eso provoca enojo, fricción, porque se ha roto la zona de confort de todos. Pero es el momento para descubrir algo nuevo. Y los que más miedos tengan a dejar de pertenecer reforzarán sus vínculos. Y los que menos miedo tengan, experimentaran la libertad con el precio de la exclusión.
La realidad es que, la humanidad no evoluciona, no da un salto cuántico siguiendo los mandatos de su tribu, de su familia, del pasado familiar. La humanidad evoluciona gracias a los distintos, a los excluidos, a los que se animaron a usar sus propios criterios, a todos aquellos que abandonaron los criterios del pasado para pasar a seguir los dictados de su adulto interior.
Los adultos excluidos conscientes que han sufrido la exclusión, que han sufrido la soledad por pensar distinto, por desear abrir a un nuevo paradigma, son esas personas de la historia que podemos ver que en la vida y sobretodo después de su muerte, han abierto un nuevo paradigma, un nuevo camino. Han dejado huella.
El adulto niño sigue paradigmas del pasado, le da miedo salirse del molde, pavor a sentirse excluido, necesita la aceptación de su manada.. El adulto consciente sigue sus propios paradigmas pagando el precio de la soledad. Se niega a renunciar a sus propios criterios, y esos propios criterios lo sacan de la repetición y lo impulsan a lo nuevo.
Nor@Galasso Terapeuta Holistica
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